Aun se escuchan las risas,
que se mezclan con el llanto.
Nos dolía todo el cuerpo
de reírnos tanto.
Es tu voz y tu locura
como nadie modulando.
Nos borrabas la tristeza
aunque terminábamos llorando.
Ya sos parte de ésta historia,
en el arte de la vida,
del humor desde el amor
con la música del día.
Son tus voces, tus historias,
personajes con memoria.
Son las veces que te vimos
rozagante y con euforia.
Son los días, tardes, noches
que pasamos admirando
la pasión y la locura
que tu mente había creado.
Sólo puedo decir gracias,
por tantos años de esto.
Sólo quiero decir gracias,
de verdad, te lo agradezco.
Muchas gracias, maestro.
A Daniel Rabinovich.
JPC.